Por
Carol Vannier
Por mucho tempo viví sin saber que existía
vainilla sin ser aquel frasco de esencia que se compra en el mercado, ni
imaginada de donde venía tal aroma. Continúo sin ser una gran conocedora, pero
desde que la probé por primera vez, ¡aprendía a valorizar bastante la
vaina de la orquídea!
Incluso
después de esa pequeña revelación, no tengo nada en contra de la esencia
industrializada, pero no hay como negar la superioridad de la vainilla
verdadera. Sólo que esta calidad tiene su precio y no es muy barato, debido a
la dificultad del cultivo de la orquídea. Por eso guardo mis vainas para
recetas bien escogidas, o servidas en una ocasión especial, o en recetas donde
ella va a brillar sin ser tapada por otros sabores más fuertes. Y mismo así,
después de raspar bien la vaina, pongo la cáscara en el azucarero para, con el tiempo, tener un azúcar con sabor
levemente a vainilla.
Pero
recientemente desenvolví una solución a medio plazo entre sacar la preciosa
vaina del armario y usar la esencia industrializada: una esencia casera. Vi en
algunos blogs que las personas hacían su propia esencia, simplemente abriendo
la vaina para exponer las semillas, y metiéndolas en un vidrio con alguna
bebida fuerte, como vodka, ron o whisky. El vidrio tiene que ser guardado y
agitado de ven en cuando, y en más o menos 2 meses el líquido estará oscuro,
listo para usar. Si se hace con un ron oscuro o whisky no sé si será difícil
apreciar la transición. En mi caso usé vodka, era bien claro, literalmente. :)
Puede
ir completando el vidrio a medida que se vacía, y sacudiéndolo siempre (más o
menos dos veces por mes, pero sin neura) para soltar y disolver las semillas.
Llegará un momento en el que se quede flojo… y ahí es cuando tuve una buena
idea: después de usar una vaina en una receta, en lugar de ponerla en el
azucarero, la puse en el vidrio, y allí las semillas que insisten en estar
pegadas, son bien aprovechadas. Pensé en una mejor salida que el azúcar, que
tiene un aroma demasiado suave. ¡Ya en el vidrio de esencia que
estaba medio vacío dio un rejuvenecimiento! :)
Para
quien quiera comenzar con su esencia en casa, puede hacerlo con una vaina
entera, o media, dependiendo del tamaño del vidrio, y después ir añadiendo esas
vainas usadas. Yo utilizo botellitas de bebida en miniatura, que son bien
pequeñas, por lo que media vaina ya sirve para comenzar. Cuando fui a reformar
una de ellas, usé un líquido que ya estaba claro, de una más antigua, ¡para no desperdiciar nada!
Al
final de cuenta, se trata de un proyecto que tarda un poco para dar fruto, pero
da casi nada de trabajo, y ¡el producto final es óptimo!
El
reformado y el que ya finalizó sus servicios. :)
trad. - Mayte Rodríguez Moro
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