Perdonadme los que se han apasionado por el
color del año, pero ya no puedo oír hablar de la orquídea radiante (¡y todavía
estamos en enero!). No es que el color no me guste, todo lo contrario, entre el
verde esmeralda y un lila amoratado creo que siempre, desde que me acuerdo,
preferí el último, pero no puedo comprender o adaptarme a la idea de un tono
definido para un determinado año. ¿Quién lo define? ¿Para qué? E, sobre todo,
¿por qué? Soy una rara a quién le gusta comprender muy bien la razón (por más
emocional y no racional que sea, a veces) de todo en lo que creo y sigo. En
esta, yo no curso.
Asociar un color a una determinada causa
creo, hasta el punto de vista de la comunicación, una cosa interesante. El
rosa, contra el cáncer de mama; el verde, por el ambiente e incluso el negro,
por el luto, tienen una finalidad o cultura subyacentes. Ahora, ¿por qué la
necesidad de saturar un año, 365 días y millares de marcas y productos con una
sola tendencia? ¿Y quién está por detrás de eso (Y no digan Pantone, que esa es
solo la cara del movimiento)?
¿Hay que renovar nuestro armario porque el
verde, Dios mío, no está de moda en 2014? No sé qué os pasa a vosotr@s, pero el
mío es muy mantenido desde hace muchos años. Hay varios tonos que siempre me
acompañan y otros, muchos, que son los que me gustan más, sin hacer caso a lo
que se usa más. Notadamente, en verano es un arco iris con los colores que me
hacen sentir alegre y bien. Con orquídeas, esmeraldas, azules, amarillos
(¡tantos!), rojos, corales… bueno, ya podéis imaginar.
Nunca he sido una persona de modas y, en la
ropa como en el maquillaje (o en todo lo que respecta a mi vida, os confieso),
soy más de seguir lo que a mí me da placer que usar los tonos que ganan destaque
sin que sepamos muy bien porqué (esto de las reuniones secretas para definir el
tono me hace acordar una masonería rara, quizás de duendes que se esconden con
un pote de oro debajo de un arco iris, para decidir en qué tira colorida van a
poner el tesoro ese. Muy en serio, para mí, como podéis ver.) Si no está de
moda tampoco será la desdicha de alguien.
Aparte todas estas cuestiones, el “tono de
este año” tiene mi preferencia, la misma ahora que merecía cuando yo tenía unos
13 años y me identificaba con el personaje de Claire Danes en My so called life, con Doc Martens en
los pies y un cajón lleno de tonos amoratados y lila. Lo van a ver por el blog,
pero justo por eso. Lo voy a usar en 2014, como lo usaré en 2015 y en los que
se seguirán, como me sigue encantando el azul de 2008, el turquesa 2005, el
amarillo 2009 o el coral (si es que lo era) 2011.
Pero, lo que yo quería decir (y sirve lo que
sirve) es que, como yo, no os dejéis ir por los tonos que otros han establecido
como “tendencia” (solo el concepto ya daría para varios posts), sin hacer caso
de qué os gusta. Nuestro estilo solo vale y es confortable en nuestra piel
cuando es nuestro, de nadie más, por mucho que los demás intenten darle. Si os
gusta el tono, muy bien, si no, no os preocupéis, no tenéis que ir corriendo a
comprar más productos nuevos, ropa nueva, o incluso cambiar el color de las
paredes de la habitación (J). El mundo tiene más belleza e es mucho más
interesante con diversidad (de todo).
Sem comentários:
Enviar um comentário